sábado, 18 de junio de 2011

El Pecado no se debe encarcelar; Se debe Destruir.



La noticia corrió como río en día de lluvia; ¨Cae niño de 4ta planta, fracturándose extremidades inferiores, superiores y con fuertes golpes craneales y faciales¨.

En la sala del hospital se agolparon curiosos y periodistas y en el tumulto una reportera cuestiona al padre del niño:

–Señor, señor ¿Podría explicarnos como pasó esto?

El padre responde: -Bueno, lo que sucede es que mi hijo es sonámbulo, al parecer durante la noche se levanto de su cama y en estado de sonambules caminó hasta la ventana y calló hasta el pavimento, teniendo fuertes golpes pero afortunadamente no murió.

La periodista pregunta: -¿Y que hará usted para evitar que esto vuelva a ocurrir?

Contesta el padre: -Bueno ya enviare a unos herreros a que coloquen verjas a todas las ventanas, de esta manera aunque mi hijo vuelva a caminar dormido no caerá por la ventana otra vez.

El padre se preocupó mas por evitar que el hijo cayera por la ventana otra vez, pero ignoró totalmente el problema que por dentro llevaba su hijo ¨El Sonambulismo¨

En el pueblo de Dios muchas veces sucede lo mismo, nos enseñan a colocarles verjas al pecado, pero no nos enseñan a eliminarlo de una vez y por todas.

La iglesia tradicional nos enseñó bastante sobre la abstinencia, pero muy poco sobre el combate y posterior eliminación y liberación del pecado.

La palabra de Dios en Galatas 5:19 al 22 nos identifica claramente las obras de la carne ¨El Pecado¨

Y manifiesta son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicacion, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas;

No podemos hacer como el padre de la historia que acabamos de redactar, no podemos encarcelar el pecado, no podemos encarcelar las obras de la carne; sino más bien tenemos que crucificar la carne, matarla, eliminar el pecado desde adentro de nosotros. No podemos construirle prisión, pues en cualquier momento podría escaparse y dañar nuestro testimonio.

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